Puedo decir que el desconocido se comportó con la morena en el autobús como si se conocieran desde hace tiempo. Se acostó halagado mientras la chica le chupaba la polla, y se follaron mutuamente sin ninguna timidez. La damisela se dio un paseo no sólo en el autobús, sino que también sintió los potentes golpes en su agujero del palo del tipo.
Las chicas son chicas, les gusta que les toquen la polla, y la polla de su hermano, aunque sea su cuñado, es sólo una ramita en la que puede contonearse de buena manera.